Crónicas de una escena del crimen
Ted Bundy
Bundy fue uno de los asesinos seriales más sádicos de los Estados Unidos. De manera oficial se le acusa de haber matado a 30 mujeres en la década de 1970, pero las cifras pueden ser mucho mayores.
Un hombre aparentemente normal
La infancia de Theodore (Ted) Bundy estuvo marcada por una gran mentira. Sus abuelos asumieron la identidad de auténticos progenitores para ocultar una maternidad inmoral ante la sociedad. Una protección moral paradójica, considerando los actos que se desarrollaban en el interior del falso hogar: su abuelo era un hombre violento, aficionado a la pornografía y al maltrato humano y animal, actitudes que no escondía ante los ojos de su hijo/nieto.
Si algo sorprendió de Bundy, fue su particular forma de ser, pues contó con una gran inteligencia, perspicacia e ingenio, siendo siempre un estudiante aplicado en la universidad, donde se matriculó tanto en Psicología como en Derecho.
Bundy estuvo involucrado en actividades comunitarias y se relacionó con figuras importantes del Partido Republicano de los Estados Unidos, siempre recibiendo buenas críticas por su capacidad intelectual y para desenvolverse.
Modus Operandi
El modus operandi era siempre el mismo: actuaba en campus universitarios o cerca de supermercados a plena luz del día, seleccionaba una joven al azar y le solicitaba ayuda para entrar en su coche al estar impedido de un brazo enyesado. Habiéndose acercado a la víctima, la golpeaba con una barra y la introducía en el coche para llevarla a algún lugar donde sodomizarla con retorcidas vejaciones. Cumplido su cruento ritual, la asesinaba y realizaba prácticas necrofílicas.
Asesinatos
La primera muerte registrada se suscitó en el mes de octubre, cuando una joven de 16 años desapareció cerca de una tienda, nunca pudieron encontrar su cuerpo.
Dos desapariciones más se dieron durante dicho mes, el día 18 secuestró a la hija del sheriff local mientras ella iba a pasar la noche con una amiga. El cadáver fue encontrado nueve días más tarde, presentaba signos de ser torturada y violaba durante días.
El asesino cometería su primer error en noviembre, cuando tras tratar de raptar a Carol DaRonch frente a un mall en Murray, Utah, ella logró escapar después de un forcejeo, donde Bundy había fingido ser un policía.
DaRonch contó todo lo sucedido en la comisaría, logrando así tener una primera descripción gráfica del sospechoso, así como de un coche, un Volkswagen.Tras cometer sus primeros errores, Ted decidió cambiar el lugar de sus ataques, por lo que viajaba constantemente a Colorado, donde cometió seis horribles asesinatos más, cada vez sus métodos eran más agresivos y descuidados
El 16 de agosto de 1975, un patrullero detuvo a Bundy en su coche por una infracción menor. Tras tratar de darse a la fuga, fue detenido, encontrando posteriormente en su coche una palanca de metal, esposas, cinta y más objetos sospechosos.
Juicio y escape
Los juicios contra Bundy comenzaron en 1976, mismos que fueron de mucho morbo y el cual fue creciendo conforme éstos se fueron dando, incluso llegando a ser transmitidos, algo que nunca había sucedido en el país.
Durante este tiempo se fugó una primera en dos ocasiones, la primera hacia las montañas en la Corte de Aspen, saltando desde una ventana, después de su captura, alegó que sólo quería volver a disfrutar del aire libre.
En 1977 volvió a fugarse, ahora huyendo hacía Chicago y Florida, utilizando un nombre falso y robando coches, sería en este último sitio en el que perpetró un ataque sin precedentes a la fraternidad universitaria Chi Omega de la Universidad de Florida.
estadounidense.
Juicio final
Bundy fue capturado tiempo más tarde en Pensacola, Florida y tras varios juicios, así como apelaciones ante la pena de muerte, fue ejecutado el 24 de enero de 1989 cuando tenía 42 años de edad en la silla eléctrica.
Hasta el final de sus días Ted negó todos sus cargos, aunque se especula que fueron un total de 30 víctimas fatales.
En una entrevista culpo a la pornografía violenta, que aunque ésta es consumida por millones de personas de ambos sexos sin llegar a convertirse en asesinos, al igual de asegurar que mucha de esa rabia era hacía su madre.
Además, diría una de sus frases más recordadas e inquietantes: “nosotros, los asesinos seriales, somos sus hijos, somos sus esposos, estamos en todas partes, y habrá más de sus niños muertos mañana”.
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